Que tal compañeros docentes, es momento de que analicemos un aspecto que en algunas ocasiones dejamos de lado o creemos dominar como una estrategia general en nuestras aulas. Una de las estrategias o dinámicas para organizar el grupo durante las actividades, son el trabajo en equipo, esto lo hacemos para que exista una interacción entre todos los alumnos, o para que los alumnos aprendan de sus iguales, o porque consideramos que es una herramienta para organizar los contenidos, etc. Estas son ideas muy validas, pero hasta que punto conocemos el propósito de formar equipos de trabajo con nuestros alumnos.
Les comparto un breve análisis que realice de los textos de "Aprendizaje colaborativo y tecnologías de la información y la comunicación" de Ma. Guadalupe Calzadilla, y "Aprendizaje Cooperativo I y II de Montserrat Jiménez García; conjugando un análisis que realizo de mi labor docente.
Sobre
la lectura del texto de María Eugenia Calzadilla, sobre el Aprendizaje
colaborativo y tecnologías de la información y la comunicación, señalo algunos
elementos que considero importantes a implementar en el grupo para favorecer
estos espacios y con ello una mejora hacia las habilidades sociales de
comunicación y valores culturales.
El desarrollo de la sociedad va
ligado a las evoluciones del conocimiento social, mismos que desprenden
actitudes y valores, que hacen un mejoría y buen funcionamiento de la
comunidad; al integrar esta oración nos hacemos consientes de que las demandas
cambian, al igual que la sociedad en la que nos encontramos, por lo que hace la necesidad de que el
individuo aquí inmerso este dotado de herramientas comunicativas, de análisis,
de reflexión y de equilibrio emocional, entendiéndose
este último, como un conjunto de habilidades que abarquen la capacidad de
motivarse y persistir frente a decepciones, controlar el impulso y demostrar la
gratificación, regular el mal humor, mostrar empatía hacia las demás personal y
autoconocer un sentimiento cuando se presenta. (CALZADILLA 2011, 1)
Haciendo alusión a los problemas
económicos, sociales o de índole política se integral al docente desde su
plantel educativo pidiéndole que haga una transformación de sus prácticas, que
innove su repertorio pedagógico, para así impactar de manera trascendente hacia
la integración del individuo (alumno) a la sociedad. Ahora bien hacer una
renovación desde las aulas, si bien se hace necesario integrar elementos
tecnológicos, no olvidemos que aun en nuestro país existen comunidades que no
cuentan con energía eléctrica y hacen del uso de computadores un reto enorme;
pero nos queda la parte del cambio en los estilos de organización, el ambiente
social en el aula y el desarrollo de nuevos roles de trabajo que suman
habilidades de comunicación.
Teóricamente el aprendizaje
colaborativo tiene sus base sobre las teorías cognitivas, entre Paiget sobre
los cuatro factores que inciden en la modificación de las estructuras
cognitivas; y el constructivismos de Vigotsky con el empleo de los andamiajes
sobre las zonas de desarrollo. Con estas teorías por antecedente el aprendizaje
colaborativo define la educación como un proceso de socioconstrucción que
permite conocer las diferentes posturas para abarcar un problema, desarrollando
tolerancia hacia la diversidad, dando pauta a los entornos constructivistas que
se refieren al lugar donde los alumnos deben trabajar juntos, usando varios
instrumentos y recursos tecnológicos que les permitan la búsqueda de los
objetivos de aprendizaje y actividades para la solución del problema.
De alguna manera se hace mención de
que el constructivismo no se hace con valor absoluto, pues es el producto de la
intervención de múltiples interpretaciones que hacen los individuos de su
entorno, por lo que se hace eficiente hacia la inserción de la educación en el
proyecto de vida, conectado con la evolución personal y con el desarrollo de un
país que favorece la cohesión y visión sistemática de la educación, familia,
sociedad, desempeño laboral y educación nacional.
De la pautas a considerar en la
producción del aprendizaje colaborativo se mencionan seis: a) a) estudio pormenorizado de capacidades, deficiencias
y posibilidades de los miembros del equipo; b) establecimiento de metas
conjuntas, que incorporen las metas individuales; c) elaboración de un plan de
acción, con responsabilidades específicas y encuentros para la evaluación del
proceso; d) chequeo permanente del progreso del equipo, a nivel individual y
grupal; e) cuidado de las relaciones socioafectivas, a partir del sentido de
pertenencia, respeto mutuo y la solidaridad, y f) discusiones progresivas en
torno al producto final.
Al
poner en práctica el aprendizaje colaborativo se hace sugerencia emplear estas
tres formas: la interacción de pares donde
la integración del grupo se da con participantes de diferentes niveles de habilidad, que realizan
su acciones de manera organizada y conjunta, donde la participación del docente
se da como mediador y catalizador de las experiencias de aprendizaje del grupo;
el tutoreo de pares en el que se
involucran a los alumno con mayor
rendimiento o conocimiento para que funciones como coah en la asesoría para su compañeros de mejor nivel; así como,
los grupos colaborativos donde el
equipo es más extenso, se tiene un alto grado de responsabilidad y se hace la
idea de que el éxito del equipo depende del éxito individual.
Al
inicio se hacía referencia a los cambios o evolución de la sociedad, con ello
el aprendizaje colaborativo toma también parte en el área de la tecnología, en
sentido pedagógico de las TIC´s que presenta ventajas de aprendizaje, al estimular la comunicación interpersonal,
facilitar el trabajo, teniendo un fácil seguimiento del proceso individual o
colectivo, se desarrollo un mayor acceso a la información y contenidos de aprendizaje, así como en la
gestión, administración, evaluación y autoevaluación.
BIBLIOGRAFIA
Calzadilla Ma.
Guadalupe (2011) Aprendizaje colaborativo y tecnologías de la información y
la comunicación: revista Iberoamericana de educación (ISSN:1681-5653) Pp. 1-11
Jiménez García Montserrat, (2011) “Tu futuro es nuestra responsabilidad en: innova magazine, No.12 enero, Pp 48 -58.
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